La gestión de cobranza es un proceso clave para la estabilidad financiera de una empresa. Aplicar estrategias estructuradas permite incrementar la recuperación de cartera, reducir tiempos de negociación y garantizar el cumplimiento normativo.
Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), las empresas con procesos de cobranza definidos logran mejorar su tasa de recuperación en hasta un 30%. Además, un informe de Deloitte indica que la segmentación de clientes y la personalización de estrategias aumentan la eficiencia en la gestión de pagos.
¿Cómo mejorar la efectividad en la cobranza?
- Estrategia de Contacto: La segmentación del cliente y la definición de horarios adecuados mejoran la probabilidad de éxito en cada interacción.
- Protocolos de Comunicación: Un lenguaje claro y sin ambigüedades genera confianza y facilita el proceso de pago.
- Manejo de Objeciones: Aplicar un manual estructurado permite gestionar las respuestas del cliente de manera efectiva y sin desviaciones del procedimiento.
- Cierre de la Negociación: La confirmación detallada de los acuerdos reduce los incumplimientos y mejora el seguimiento de compromisos.
- Control en la Gestión: Evaluar indicadores clave asegura el cumplimiento de los procesos internos y optimiza la toma de decisiones.
Las empresas que estructuran su proceso de cobranza logran una mayor estabilidad en la recuperación de cartera, reducen el riesgo de impagos y optimizan la experiencia del cliente.
Conoce cómo optimizar la gestión de cobranza
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